La doma natural, base de la confianza y respeto entre jinete y caballo
26-03.2021
Detrás de todo el despliegue de elegancia y poderío que vemos en los eventos ecuestres, existe un maravilloso vinculo que hombre y caballo han logrado cultivar, teniendo al entendimiento como la semilla y la confianza mutua su mayor nutriente.
Domando con el alma
Debemos agradecer a las culturas amerindias como la Mapuche y Ranquel en la Patagonia argentina, hasta la nación Sioux de las grandes planicies de Norteamérica, quienes desde su primer contacto con los caballos les reverenciaron y los trataron con el mayor de los respetos.
En lugar de obligar al caballo a obedecernos a través de la represión, la doma natural que estos pueblos practicaron busca que el caballo sea quien voluntariosamente acceda a nuestras peticiones gracias a un lazo de afecto y confianza. Un factor que ha sido determinante en los resultados finales de las competiciones hípicas, cuando se escoge el orden de llegada de los corredores desde las barras de la pista; en una selección de apuestas deportivas online para un partido de polo; o simplemente apreciando el ritmo y gracia del caballo y su jinete en las presentaciones de doma clásica.
Esta percepción de la doma equina ha sido un importante caudal de conocimientos para el desarrollo de la etología o psicología animal, donde se ha creado su propia rama dedicada a los caballos y enfocada al estudio de su carácter y comportamiento.
Confiar en tres pasos
Fuente: Unsplash
Según Oscar Scarpati máximo exponente de la doma natural quien cuenta con varias décadas de experiencia practicándola, este proceso se puede dividir en 3 fases: el amanse, la doma y la rienda.
El amanse
Se trabaja de la mano con la intuición para conocer las reacciones del caballo como el movimiento de las orejas, labios y la tensión de los músculos, en la medida que le ayudamos a interpretar el contacto humano como algo positivo, permitirá un acercamiento para ambos de forma segura. Sumado a ello se realizarán ejercicios de descosquillamiento, utilizando elementos como la manga, el cabestro y el bozal para acostumbrar su sensible piel a nuestro contacto, finalizándose la etapa cuando seamos capaces de abrazar al caballo y este lo acepte.
La doma
Una vez el caballo sea plenamente receptivo con nosotros, se le sigue descosquillando y reforzando la comunicación al mismo tiempo que se procede a familiarizarlo con los aperos, como las monturas sudaderas y riendas. Esto se realiza en un espacio más abierto como lo es el corral redondo.
De esta manera se puede practicar la montura a pelo y al mismo tiempo se va progresando a la montura con todo el equipamiento, para darle sus primeras nociones de paso y dirección.
La rienda
En esta fase final se busca darle al caballo y al jinete un refinamiento de los estímulos y las respuestas, enseñándoles a avanzar hacia adelante sin necesidad de realizar un estímulo inicial en el caballo con los pies, así como realizar transiciones de velocidad y freno solo utilizando la postura, el contacto con nuestro cuerpo y ordenes con la voz, en lugar de forzarlas con las riendas o el bocado. Un control basado en la confianza que los mismos indígenas ya realizaban siglos atrás sin necesidad de ningún apero.
La doma natural, más que un método para amansar y entrenar caballos es una filosofía de vida que promueve el entendimiento del temperamento y los instintos del caballo para formar entre ambos una armoniosa relación de confianza y colaboración.