Paris 2024: de espectadores a soñadores; la experiencia de Mónica Blázquez junto su familia y amigos.

Paris24_Experiencia de Mónica Blázquez1

25-09-2024 Lily Forado

Los Juegos Olímpicos es el evento por antonomasia del deporte. Es la cita deportiva en la que todo el mundo está enganchado al televisor. Desde el punto de vista del espectador todo el mundo tiene sus primeros recuerdos de las olimpiadas y poder vivirlo en directo es aún mejor. La amazona Mónica Blázquez junto su pareja Carlos Bayo, jinete profesional, sus entrenadores ; Valvanera Palacios y Rafael Murga y su madre viajaron a Paris y disfrutaron de cada uno de los trancos olímpicos de Versalles. Fue una experiencia única y en esta entrada de blog nos explica toda su experiencia de Paris 2024.

Primera parte: Compra de entradas

Todo esto empezó en los WEG de Herning 2022, fuimos a ver el concurso mi madre, Carlos y yo, y sin duda alguna nos dejó asombrados. El ambiente, los caballos, el estadio… era un sueño hecho realidad, casi no podíamos creernos lo que estábamos viviendo, y sólo se nos ocurrió a Carlos y a mí decir entre risas y emoción que esto sólo podría superarse yendo a ver unas olimpiadas… Cualquier persona que conozca a mi madre sabe muy bien que los retos son lo suyo, y si encima tienen que ver con caballos y le hace ilusión a la gente que le rodea, entonces le gustan mucho más.

Herning22_Estadio

En ese mismo momento se puso manos a la obra y entró en uno de los sorteos de entradas, que te permitían elegir y comprarlas antes que nadie. Según ella nunca le toca nada, pero está claro que esto fue el destino, porque no solo ganó el sorteo, sino que pudo elegir la ubicación de los asientos ¡en el primer turno de venta! Cuando nos lo contó no teníamos muy claro si nos estaba tomando el pelo, si deberíamos reír o ponernos a llorar, pero ¡íbamos a ir a las OLIMPIADAS!

Como no, el tema de la logística, los hoteles y todo el resto de la organización fue también de la mano de mi señora madre, pero eso sí, con un comité de apoyo muy dedicado, formado por Carlos y por mí.

Segunda parte: La cuenta atrás

Aunque nuestra cuenta atrás llevaba puesta desde el momento que pudimos elegir la zona de los asientos, fueron los meses previos al viaje los que de verdad nos hicieron ser conscientes de lo que íbamos a ver. Las fotos de dónde se iba a colocar la pista, de cómo poco a poco se iban montando las gradas, qué equipos se iban a presentar… Cuanta más información iba saliendo, más real se hacía el sueño que estábamos a punto de cumplir.

Sin duda alguna una de nuestras partes favoritas durante esta espera fue el hacer porras sobre cuál sería el equipo español, quienes entrarían en medallas, y sobre todo el intentar entender cómo funcionaba la nueva forma de clasificarse dentro de las olimpiadas (el que diga que lo entendió a la primera, sabe tan bien como yo que está mintiendo).

Tercera parte: Llegada a las instalaciones

Llegamos a Versalles el día de antes de empezar las pruebas (29 de Julio), por lo que tuvimos tiempo de sobra para conocer un poco la ciudad, pero sobre todo, para organizar el cómo llegar al concurso. Al poco de estar allí ya teníamos la parada del autobús ubicada, parte de los regalos comprados y todas las tiendas de la zona inspeccionadas para saber donde estaba el mejor merchandising.

Cuando por fin llegó la mañana de las pruebas estábamos más que preparados esperando los primeros en la fila del autobús, y del control de las entradas, y del control de mochilas… fuimos los primeros en todo lo que pudimos. Es verdad que los momentos de espera hasta poder avanzar hacia el recinto se hacían un poco tediosos; mucho calor, mucha gente… pero todo eso se te olvidaba en cuanto veías la cara de ilusión de todas las personas que estaban alrededor, con las banderas pintadas en la cara, o atadas al cuello, algunos con dedos de goma espuma e incluso carteles, y sobretodo preparados para poder disfrutar y animar a sus binomios con todo lo que tenían. Era en ese momento cuando te volvías a acordar: vamos a ver unas olimpiadas.

Paris2024_Valvanera Palacios, Rafael Murga, Carlos Bayo, Mónica Blázquez y Patricia López-Muñiz en las gradas de Paris 2024

Así que por mucho calor que hiciese sacamos las banderas y nos las atamos alrededor, porque era una experiencia única y si alguien iba a animar más que los demás por supuesto que íbamos a ser nosotros. Los puestos de alrededor, la gente, la alegría y la ilusión que se respiraba te envolvían y te recordaban una vez más la suerte que teníamos todos de poder estar allí.

A las 10:50 decidimos que era el momento de subir a los asientos y prepararnos para empezar a ver las pruebas. Fue al salir de las escaleras cuando vimos por fin en vivo y en directo la pista encuadrada por los jardines, el palacio en el fondo, las pantallas preparadas, las casetas colocadas… en ese momento solo se podía decir una cosa: WOW. Por muchas fotos y videos que hubiésemos visto antes, nada podía igualarse a lo espectacular del momento. Una vez ubicados los asientos nos preparamos para disfrutar de la que ha sido, sin duda alguna, una de las mejores experiencias que hemos vivido.

Cuarta parte: El deporte

Cuando piensas en unas olimpiadas está claro que lo primero que se te viene a la cabeza es la élite, lo mejor de lo mejor, y como es lógico, nuestras expectativas estaban por las nubes. Poder ver a jinetes como Charlotte Fry, Isabell Werth, Carl Hester… Cualquiera de esos nombres que has visto mil veces en los artículos, de los que conoces su palmarés, y que te han puesto la piel de gallina una y otra vez, hacen que estés preparado, agarrándote al borde del asiento y aguantando la respiración desde el momento que entran en el estadio, hasta que hacen la última parada.

La competición ha sido una vez más un espectáculo en el que hemos podido disfrutar viendo grandes binomios, a jinetes salir a pista con “el cuchillo entre los dientes” arrancando cada uno de los puntos que había durante la prueba para asegurarse así una plaza en ambas finales.

El hecho de que el Gran Premio fuese la prueba en la que se decidía quién iba a correr en las dos siguientes pruebas y quién no, hizo que todo el mundo diese el 200% en la pista. Los favoritos sin duda alguna demostraron el por qué se habían ganado esa fama, pero la lucha que muchos infravaloramos, y que nos dejó con la piel de gallina, fue la de los equipos que debían luchar por entrar en el Gran Premio Especial.

Países como Canadá, Australia, Portugal, Polonia… Todos ellos salieron a la pista preparados para luchar por entrar en el segundo día, y esto supuso algunas pruebas increíbles, como fue el caso de la francesa Pauline Basquin, y otros momentos amargos y de tensión. Pero sobretodo, en cualquiera de los casos, lo que demostró fue unión; el ver cómo se apoyaban desde el “kisses and cries” todos los compañeros, daban ánimos y montaban desde detrás de la valla con el jinete que estaba en pista, eso era la verdadera esencia de una olimpiada. No competían ellos solos, ni solamente por ellos; competían todos juntos, por sus países y por su equipo.

PARIS24_Pauline Basquin

Así mismo, pudimos disfrutar animando y apoyando a nuestro equipo, asegurándonos de hacernos notar y de mandar toda nuestra energía e ilusión a todos y cada uno de nuestros jinetes, ya que siempre es de agradecer el sentir que te arropan, y en un estadio y un concurso como ese, más. Por lo que nos aseguramos de gritar y silbar con todas nuestras fuerzas cada vez que un binomio salía bajo la bandera de España.

Estar en un recinto con tanto nivel es una sensación inexplicable, sin embargo, en este caso las olimpiadas me han recordado que el deporte, y el nuestro en especial, es algo que va mucho más allá.

Una de las cosas que hablamos muchas veces con mi madre desde el momento en el que consiguió las entradas, era el hecho de que no íbamos a ver las finales como habíamos hecho en Herning, y ella insistía en que el poder ver el Gran Premio era aún mejor, ya que íbamos a ver poder competir a todo el mundo. Tanto Carlos como yo no le habíamos dado mucha importancia, simplemente por el hecho de que era ver unas olimpiadas, y eso nos hacía más que felices; pero resulta que cuando se dice que “las madres saben más”, tienen mucha razón, y después de esta experiencia lo tengo aún más claro.

PARIS24_Julio Mendoza & Jewel’s Strike-2

El ver el Gran Premio fue una experiencia que me abrió los ojos a lo poco que sabemos sobre la realidad y la cantidad de grandísimos binomios que hay por todo el mundo. Desde amazonas como Becky Moody, cuya actuación cabe decir que fue impresionante, hasta Young Shik Hwang (Corea), Jessin Rahmouni (Marruecos) o Julio Mendoza (Ecuador). Todos ellos son la viva imagen de lo que es una olimpiada, del trabajo y de la dedicación, pero sobre todo son la demostración de lo que debe hacer el deporte: emocionar. Con todas y cada una de sus pruebas (al igual que las de muchos más) se te ponía la piel de gallina, la última parada estaba llena de alegría y de emoción, e incluso de algunas lágrimas (soy un poco llorica, que le vamos a hacer), y todo ello es lo que hacía que las gradas estallaron en aplausos y vítores.

PARIS24_Becky Moody & Jagerbomb-2

Estos binomios, los “desconocidos”, fueron un recordatorio de que un sueño, si se lucha y se persigue, se puede acabar consiguiendo, y es por esto que se llevaron consigo un pedacito del corazón de esta espectadora, y mi más sincero respeto y admiración por el gran trabajo que han hecho.

Poder ver a todos esos deportistas disfrutando de una oportunidad como esta, aprovechándola y viéndose recompensados con una gran ovación al terminar sus pruebas, fue una sensación que ahora en casa me sigue dando escalofríos, y me pone una sonrisa en los labios.

Quinta parte: Simplemente WOW

A la hora de volver a casa seguíamos en una nube, flotando y recordando lo que acabamos de vivir. Evidentemente teníamos todo organizado para continuar siguiendo las olimpiadas desde casa, y viviendolas como si aún estuviésemos en uno de esos asientos de Versalles. Pero aparte de los recuerdos, el merchandising o los vasos del recinto olímpico (si, nos llevamos unos cuantos), también nos llevamos algo más, algo que no se puede ver, ni enseñar; nos llevamos con nosotros un sueño, una ilusión.

En el caso de Carlos, él llegó con las pilas cargadas, y con ganas de volver a trabajar y a dar el 100%. El ver tan de cerca algo tan impresionante le sirvió para recordarse a sí mismo que es real, que es un objetivo que aunque pueda ser difícil y sacrificado, también es real y posible, y sobre todo un sueño por el que luchar con aún más ilusión: intentar llegar a competir en una Olimpiada.

Paris24_Experiencia de Mónica Blázquez2

En mi caso, yo me llevé algo muy importante -a parte del truco definitivo de cómo piafar de 10, pero ese es un secreto- la promesa de que, en algún futuro volveré a una olimpiada, pero no entraré como espectadora, sino como mozo (porque de propietaria irá mi madre), acompañando a Carlos. Esta promesa viene con la advertencia de que no veré ninguna prueba porque lo más probable es que llore el 99% del tiempo, pero eso es problema de la Mónica del futuro.

Si tuviese que dar algún consejo a la gente que quiera ir en un futuro a unas Olimpiadas, sin duda alguna diría que se aseguren de llegar con tiempo para asaltar las tiendas, que vean el tiempo, localicen los mejores puestos y lleven ropa cómoda… Pero sobre todo que valoren lo que están viviendo, porque es un sueño en vida.

Aprovecho esta última línea para decir algo muy importante: Gracias mamá por dejarnos compartir este sueño contigo, por creer y por ayudarnos a volar a todos nosotros. No te merecemos.

Atte: una mera espectadora (por ahora) Mónica Blázquez